buenas nuevas del Salvador que vendría a redimir al mundo del pecado. Dios renovó su promesa evangélica a los patriarcas y por los profetas, durante los días, de Moisés y Josué, los jueces, y los reyes. Cada revelación adicional complementó a las que precedieron, hasta que Israel pudiera saber todo lo que necesitaba para reconocer al Mesías en su persona y en su obra. No se debe dejar de notar en la revelación divina de la ley y del evangelio, que esos dos pactos, los cuales las Escrituras llaman
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